Septenario a la Virgen de la Soledad
Gracias al Historiador D. Antonio Sevillano Miralles, se rescató del olvido un cuadernillo de la Biblioteca Pública "Francisco Villaespesa». Editado el 31 de diciembre de 1879 -Imprenta del Comercio, calle de Marín, núm. 10- con el título: «Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento y Ntra. Sra. de los Dolores, establecida en la Iglesia Parroquial de Santiago de ésta Ciudad, por Bula de 1.º de Abril de 1772.-Sumario de Indulgencias concedidas a esta Congregación; Extracto de las Constituciones por que se rige; Obligaciones de los Cofrades y lista de los individuos de que se componían a 31 de Diciembre de 1879».
En el art. 9.º) de las Constituciones podemos leer: «En los días acostumbrados (Cuaresma), ha de celebrarse el Septenario de Nuestra Señora, según se determinó el 1.º de marzo de 1829 (Reformas), en vez de la antigua Novena, puesto que el objeto es la contemplación de los Siete Dolores (…) En el Viernes Septem Dolorum se celebrará misa cantada, con Manifiesto y todas las demás solemnidades posibles, costeadas por la hermandad». Así que podemos fijar el año 1829 como el primero en el que se celebró este tradicional Septenario.
El sábado anterior al Sábado de Pasión comienza el tradicional Septenario a Nuestra Señora de los Dolores, principal culto que desde antiguo celebra la Hermandad en su honor y que culmina el Viernes de Dolores.
A las 19.30 horas tiene lugar el rezo del Santo Rosario y a las 20.00 horas la Santa Misa. La predicación de la Palabra lleva varios años siendo realizada por nuestro Consiliario Rvdo. P. Francisco José Escámez Mañas.
Cada día los Cultos son aplicados por la Hermandad, por los feligreses de nuestra Parroquia, por los difuntos de la Hermandad, por las intenciones de nuestro Consiliario, por las vocaciones, por la paz en el mundo y por los nuevos hermanos, respectivamente.
Como se viene haciendo desde hace bastantes años, la Virgen es expuesta en el Altar Mayor de la Iglesia.
El último día del Septenario, Viernes de Dolores, después de la Santa Misa, se imponen las medallas a los nuevos hermanos, se realiza algún homenaje a algún hermano y, desde el año 2006, se coloca la Virgen en Besamanos en el umbral de su capilla. De este modo, en este señalado día se puede ver de cerca y besar sus manos a lo largo de todo el día y, especialmente, al finalizar la Eucaristía con la que concluye el Solemne Septenario.